ECO PENINSULAR
Alfredo González González
18 de noviembre de 1988.
Rogelio Olachea. 60 años en el oficio. Fuimos a despedirlo 12 personas.
¿Dónde te extraviaste, revolución?.
El 18 de noviembre, un día como ayer, María Teresa Higuera Peña, Jefa de Redacción del Eco de California, luchadora social, despertó del sueño de la vida.
Félix Alberto Ortega, me dijo que iría al relevo a tal responsabilidad. En el hecho del dolor, fuimos a ver a Tere y en un dejo de consideración se requería de su opinión, si sería una buena opción Alfredo, que aquí está también contigo. Si estás de acuerdo vas a oprimir las manos de los dos que van a estar cruzadas. Fue un apretón fuerte. Nos despedimos y balbuceó unas palabras que jamás se me olvidaron: “vas muy bien, síguele”. Confieso que ello me estimuló bastante.
María Teresa fue una extraordinaria periodista, lectora de cuantos clásicos caían en sus manos y sabía llamar a las cosas por su nombre. Fue una gran mujer.
Años después, José Rogelio Olachea Arriola falleció, tenía sesenta años escribiendo en Ultimas Noticias, El Baja California, además fue aprendiz de Nachito Bañuelos en El Eco de California. El día en que le depositamos en esta tierra a la que le escribió y le cantó como rinconcito del paceño, íbamos doce compañeros.
Deseo decirles a mis lectores, que Rogelio fue un hombre modesto y humilde, fue tanto el amor que tuvo por el periodismo, que elaboró un periódico a mano en papel de estraza, su valor era de 3 centavos.
¿Nostalgias? ¡Claro que no!, son tradicionales ingratitudes, de olvidos, pero también de los que no leen ni escuchan.
Lo que sí te interesa es saber cuáles son las razones, por las cuales, nombres de periodistas que coincidentemente dieron forma al Eco de California no han sido asignados a algún certamen periodístico cultural. ¿Por qué no han aparecido nombres como Félix Ortega, María Teresa Higuera Peña, o del Ing. Sebastián Díaz Encinas, primer periodista amparado, durante el régimen de Álvaro Obregón y quien además lo ganó?.
Queremos tomar el tema de la revolución, a unas cuantas horas de festejarse el estallido, hace ya algunos años.
La última visita que hiciera Emiliano Zapata al Gobernador del Estado de Morelos, a quien había visitado en tres fallidas ocasiones, un gobernante con tesitura de revolucionario a quien Don Emiliano le dijo: aquí le traigo los documentos originales firmados por el rey de España en el que se nos adjudican todas estas tierras para el usufructo de los campesinos.
El Gobernador balbuceó unas cuantas palabras aludiendo que ahora había nuevas leyes y que algunas extensiones de terrenos habían sido compradas y que estaban en su derecho de apelar. Zapata le contestó, hemos venido en paz, pero ante los abusos, no podemos cruzar las manos. Ey, tú! Dijo a un caballerango, toma estos documentos, guárdalos en ese cilindro de piel de vaca por si alguna vez sirven de algo. Lo que es ahora, los que van a hablar son los fusiles. Lo demás ya lo sabemos, la traición inclusive de Carranza y Guajardo, la hacienda de Chinameca y acribillado por la espalda. Cristalizaban las palabras de Zapata a Madero, entiéndalo señor, como Usted lo quiere hacer, no va a funcionar, entonces le repito: “no voy a deponer las armas”.
Un hombre con el cordón umbilical pegado a los surcos y el respeto que sintió con su país, por sus campesinos y por su dignidad.
El versito:
EL SENTIMIENTO SE EMPEÑA
NO SE TRATA DE LLORAR
SINO EL DE RECORDAR
A MARÍA TERESA HIGUERA PEÑA
SIGUIÓ CORRIENDO LA PIOLA
Y PERDONEN QUE LO INSISTA
OTRO GRAN PERIODISTA
LO FUE ROGELIO OLACHEA ARRIOLA.
El pensamiento de hoy:
En alguna ocasión me permitió Paco Arámburo Salas, algunos viejos ejemplares de los periódicos, en uno de ellos, encontré unas 8 columnas que decían: nunca como ahora, había estado perdida la juventud.
La rubricaba un sumario que se leía, “se roban la fruta de 4 molinos”.
De entrada, nos puede causar cierta hilaridad, la situación es que los seres humanos, según Ortega y Gasset, somos el producto de nuestro tiempo y nuestras circunstancias. Imaginémonos a Zedillo Ponce de León, Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto y a algunos gobernadores lamidos, cuidando la huerta de 4 molinos.