ECO PENINSULAR
Alfredo González González
La importancia de la Historia.
Problemas internos y externos son fatales.
Cuando la Reforma, Juárez se vio en el mismo dilema.
La eterna interrogante: ¿qué fuimos?, ¿qué somos?, ¿a dónde queremos llegar?. En cierta forma, la afiliación es una auxiliar de la historia, porque se trata de analizar el pasado, compararlo con el presente y trazar el futuro sin contratiempos.
Durante la época de la Reforma, los inconformes de adentro fueron a ultramar a ofrecer la corona de una monarquía en México. Napoleón III encontró la vereda para cristalizar sus sueños expansionistas. Así, el hombre de la sierra mazateca se vio precisado a enfrentar a dos enemigos, uno del exterior y el otro del interior.
Lo anterior sale a colación por el momento por el que atraviesa nuestro país. El Presidente López Obrador, ya tiene broncas con Trump, el arquetipo de los ku-kluz-klanes, modelados por racistas y entrometidos en asuntos de las demás naciones. El muro, agentes de la DEA en territorio nacional, amenazas de los aranceles, entre otros. El Presidente debe de dejar que los venezolanos arreglen sus asuntos internos, al igual que los Bolivianos, sin querer decir que no haga uso del derecho de asilo.
En lo que personalmente no coincido es en que esos países que se insmicuyen en las soberanías impongan monigotes para manejarlos a su antojo. Ni Putin ni Trump, tienen la estatura moral para determinar el destino de otras naciones.
Es elemental razonar que significa enfrentar problemas externos e internos. Juárez lo hizo, en razón de las circunstancias. También Carranza, cuando el bloqueo a Veracruz en 1914. Ya habíamos confrontado al gobierno federal, cuando la revolución y poco tiempo después a los Norteamericanos. No se alteró mucho hacia el pasado en 1847, cuando nos robaron más de la mitad del territorio. Aunque pareciera una ilusión, hay adultos que evocan con un dejo de impotencia la presencia de Emiliano Zapata Salazar.
Sin embargo, debemos pensar en el precio más alto que estamos ya pagando, que es la grieta más profunda que se pudiera haber abierto en nuestra patria. Búsqueda por el poder por el poder mismo, sin ideales, sin metas, los debates se convierten en auto-robos entre los MORENOS como sucedió en el Senado, recientemente. Definitivamente, tomaron de chile, de dulce y de manteca. Lo que importaba era ganar ¿pero a este precio?.
Quizá por ello, en diversas ocasiones he citado el pasaje bíblico donde el castigo que recibieron quienes se atrevieron a defender a Dios fue el de que no hablaran el mismo idioma.
El chispazo dedicado al maestro Humberto Muñoz Zazueta: Una labor meritoria, ese es el aserto y es que el maestro Humberto, interpretó bien la historia. Puso positiva práctica, certero como una lanza, le aplicó a sus enseñanzas las reglas de la didáctica, fue un hombre dedicado, su mente no era un misterio, lo recuerda el magisterio, como un maestro ponderado.
La anécdota: El ejercicio de diferentes Presidentes de la República, aunque no es una regla general, han tenido un hermano incómodo. De los más recientes sería Carlos Salinas de Gortari, que tuvo a su hermano Raúl y de lo que más resonancia tuvo, fue en el periodo de 1940-1946, cuando el Presidente era el General Manuel Ávila Camacho, su hermano se llamaba Maximino quien tenía una fama bien ganada por abusivo que especialmente no respetaba el pudor ni de la mujer ajena. Cuenta la conseja que recién llegada a nuestro país una extraordinaria bailarina, llamada María Antonieta Pons, le llegó un ramo de rosas rojas con un pensamiento sugestivo de Maximino, a la sazón Secretario de Comunicaciones y Transporte. Hora de encuentro, lugar. Al preguntarle a María Antonieta a una de sus amistades que mensaje le enviaba el funcionario y ella contestó: cuando llega ese consabido ramo de rosas, es que ese señor ya le echó el ojo a Usted.
La señora Pons, toda una dama le comentó el hecho a su esposo, cuyo nombre era Juan Orol, hombre de armas. El Señor Orol asistió a la cita donde el asombrado pretendiente esperaba a la escultural mujer. Juan Orol de pie le dijo: mire General, todo lo que tenga que arreglar con mi esposa, puede arreglarlo conmigo, saludó con el ala baja del sombrero y se retiró. Santo remedio.
E próximas ediciones, les platicaré otra de este sujeto en un pueblo del interior donde se midió con un joven de 25 años. Es una promesa.