ECO PENINSULAR
Alfredo González González
Lo que el pueblo diga: Poncio Pilatos.
Yo no lo voy a enjuiciar. Es el pueblo.
Yo no lo acuso. Lo hace el Senado.
Pónganse el huarache.
Era el año 33 cuando el cónsul romano representaba al Senado ante los judíos. Cuando se le acusó por los manipuladores del Sanedrín acompañados de una turbamulta, Pilatos les dijo que no encontraba culpa en aquel ser humano y que en todo caso, ellos decidieran. Acto seguido, se lavó las manos públicamente como símbolo de que no se había manchado las manos de sangre.
Lo paradójico de este hecho histórico es que, le dio escoger entre aquel ser y Barrabás, éste último, conocido como el peor de los criminales. Una masa amorfa exclamó: ¡Suelta a Barrabás y a Jesús, crucifícalo! .
Pilatos les dijo: entonces ustedes serán los responsables de la muerte de este hombre, que es un justo.
De esta manera, el Cónsul Romano se lavaba las manos y ante la historia evadía su responsabilidad porque si bien es cierto que al pueblo judío le correspondía señalar culpabilidades, a él le correspondía determinar la diferencia de lo justo y de lo injusto, porque de lo contrario, penetraríamos en el camino peligroso de los fanatismos como en aquel entonces y las ambiciones de grupo como los holgazanes del Sanedrín serían los que aplicaran la justicia.
Lo anterior nos lleva a no defender lo indefendible, pero nos estamos percatando que se están enjuiciando a pequeñas sardinas mientras a pezonobantes como Salinas de Gortari, Peña Nieto, Vicente Fox, Felipe Calderón junto a los del otro bando como Padrés, Duarte de Chihuahua, Bejarano y otros que estuvieron en las porciones del pastel, se exhiben mediáticamente, pero no se concretan acciones en su contra. Por ejemplo, Carlos Salinas de Gortari es el jefe de la banda y tácitamente López Obrador ha declarado que no será confrontado porque ya no quiere más alteraciones. Pero a Rosario Robles le cargaron la mano.
Si buscáramos otro ejemplo diametralmente opuesto, sería el de Bejarano. Cuando López Obrador fue regente de la ciudad, éste se desempeñaba como Secretario Particular. No hay que olvidar que fue sorprendido y filmado cuando recibía de Carlos Ahumada considerables cantidades de dinero, caso que se hizo famoso ya que al no llevar espacio suficiente para guardar el dinero, lo depositaba hasta en la bolsa del saco y de los pantalones.
Encontramos otra relación con el aseo de Pilatos. Resulta dudoso que un Senador del Estado de Coahuila esté solicitando la explotación comercial del pez dorado. Con todo respeto pienso que los asuntos de su entidad, la que por cierto, no tiene un metro de litoral, debían derivar su atención a sus propios problemas.
Otro Senador, para desgracia nuestra, se une al grupo para asestar un golpe a le economía del municipio de Mulegé aportando su voto para que se derogue el impuesto sobre la actividad minera. Cuando llegue el reclamo hasta el Presidente de la República, será fácil LAVARSE LAS MANOS, YO NO FUI, FUE EL SENADO DE LA REPÚBLICA. Una salida airosa y aparentemente sin cargo de conciencia. ¿Qué clase de Presidente tenemos? ¿Cuál es la naturaleza de los Senadores, que exoneran de impuestos de la minería y no tienen tres dedos de frente para hacer apartados especiales y aumentar las haciendas municipales? ¿De qué material están hechos que le quitan a un pueblo la pesca deportiva que es piedra angular para el crecimiento local?. Ni duda cabe Poncio Pilatos está vivo.
Ante este escenario, es menester que así como se unen para hacerle frente a los problemas, las fuerzas activas presenten su inconformidad, porque estamos a merced indirectamente de una autocracia dirigida a través de quienes no hacen valer respeto por su investidura como son las cámaras federales y hasta en algunas ocasiones, la cámara local.
Frentes cívicos dentro de los marcos de la ley, grupos de emergencia que cambien impresiones y que no impidan el progreso de nuestros pueblos, eso necesitamos.
Una respuesta de Mulegé ya se dio. Van a equilibrar el hachazo que les propinaron, con nuevas alternativas, indicativo de que hay creatividad y relaciones. Creemos que llegó el momento de que el Sr. Presidente entienda que la suma del progreso de todas las entidades, del color que estén pintadas, no pueden estar sujetas a las ambiciones de grupos de poder, pagando el precio de la salud, de la cultura, del desarrollo armónico de los hogares cuando es bien sabido que todavía en el sureste de este país tan flagelado haya niñas de doce años que son vendidas a un gañán por una vaca y dos cabras.
El versito:
YA TENGO EL PELO CANO
Y NO TENGO OPONENTE
ESTÁ ACTUANDO EL PRESIDENTE
COMO EL PROCURADOR ROMANO.