ECO PENINSULAR
• La salsa (baile) y la política. • Recordando a Miguel Vega y a un peluquero citadino. • Por esta vez, Humberto.• Reflexión.
Alfredo González González.
Vuelve la inestabilidad al Congreso del Edo. Ahora resulta que los cambios efectuados no son válidas según otras opiniones internas. Parece que esto no tiene cabeza ni pies, nos referimos que volverá a haber presiones internas y jalones y tirones. Lo anterior nos recuerda al Lic. Miguel Vega Pérez, lo que tenía de rollizo lo poseía de inteligente.
Siendo dirigente estatal del tricolor, llegaba a conclusiones en un grupo político de su partido, si por la tarde llegaba otro grupo, tomaba acuerdos positivos para ellos. De tal suerte, que cuando uno de los conjuntos le preguntaban: ¿Qué pasa señor vega? El presidente le respondía: Acuerdo, mata acuerdo. Es más o menos una cosa parecida a la de un peluquero que durante la Revolución mexicana, llegaban a este puerto vía marítima. Los clientes le comentaban al fígaro la tal situación. Entonces procedía a darle vuelta a un cuadro donde aparecía por un lado Francisco Villa y por el otro Victoriano Huerta, de tal suerte que cuando sabía de buena fuente que llegaban los huertistas daba la vuelta al cuadro y aparecía el rostro del general Victoriano. En caso contrario realizaba el mismo procedimiento, si llegaban los villistas le daba vuelta al cuadro y aparecía el jefe de la división del norte, Don Doroteo Arango, de tal suerte que estaba prendiéndole una veladora a Dios y otra al diablo.
Y si hacemos una comparación con un género de salsa, se puede inferir que también en mucho se parece esta situación a una letra con ese ritmo musical: Songo, le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, y a burunganda le apestan los pies… así esta esto, el cuento de nunca acabar. Pero sea una u otra cosa. No están siguiendo las reglas que pueda afirmar que hay respeto por el parlamento sudcaliforniano.
Poco nos gusta hablar de las situaciones de carácter personal, o familiar, a menos que sea necesario por esta vez deseo decirle a mis lectores que el próximo sábado 14 cumplimos 54 años de casados. Quiero aprovechar el espacio que generosamente me brindan para decirle a mi esposa Sara Alicia que si bien es cierto no he sido la madre Teresa de Calcuta, la admiro y la amo por su entrega total a su hogar. Por haberme dado 5 maravillosos hijos: Carolina Concepción, Minerva, Dulce Adoración, Alfredo y Sara Alicia. Que de ellos se extienden nuestros 12 nietos y 3 bisnietos. El 14 de marzo de 1966, contraje matrimonio por lo civil en Mexicali, B.C. Y en eclesiástico en una ceremonia muy privada nos bendijo el padre Luis Ruguera en la Iglesia Nuestra señora Corazón de María. Ha sido más de medio siglo de luchar conjuntamente, hemos tenido verdes y maduras, aguas y sequías, alegrías y tristezas, pero, al final del camino hemos sido felices. Buenos hijos, buenos nietos y bisnietos cariñosos. 54 años de soportar a Alfredo González González, es una proeza, pero damos gracias Dios inclusive a las enfermedades de los últimos 4 años que parece ser las pruebas que se habían puesto y he encontrado en el camino muchas manos de apoyo y quizá ello me transformó en otro ser humano y eso para mí es suficiente, aunque no dejo de pedirle a Dios que mis seres queridos sean saludables, pacientes y sobre todo de buenas costumbres, porque son valores que se requieren en un momento en que México presenta un rostro difícil de definir. Mil gracias a quienes nos han apoyado, pero también a aquellos que no lo hicieron, porque el apoyo moral o material debe ser espontáneo y no obligado. Gracias.
Songo le Borondongo,
Borondongo pegó a Bernabé,
Bernabé le pegó a Muchilanga,
Y a Burunanga le apestan los pies.
Nota: Cualquier parecido de lo que esté pasando en el Congreso, no es coincidencia, es a propósito.
Sara Alicia González López
Y Alfredo González González