EN LA OPINIÓN DE ALFREDO
• ¿Quién Humberto Arce? • Sería una buena actitud. • Supuestamente los claroscuros de la historia. • La anécdota.
Alfredo González González.
La temeridad y la inmadurez política compulsan desde el punto neurálgico de la nación a obtusos sin iniciativa. Funciona con emboscados que están desesperados por adelantar el reloj electoral llevando en un momento, soslayamiento para lograr la salud del pueblo sudcaliforniano, del país y del mundo.
El trasfondo no es difícil adivinarlo. En medio del tiroteo queda la pandemia. El resto no les importa. Si quienes votaron por ellos, por los “tribunos” del Congreso, van a sufrir la frustración de un engaño multitudinario porque ya le dieron una probadita al botín de los bastardos.
En esta sinfonía del toma y daca, surge un legislador que advierte al gobernador que podría la no comparecencia al recinto, delicadas consecuencias.
Vaya vaya, pero para empezar ¿Quién es Humberto Arce? Porque nosotros no conocemos a nuestro representante en el segundo distrito y lo podemos demostrar porque antes del 6 de marzo pasado, dirigimos un comunicado por los jefes de las diez familias que habitamos el conjunto habitacional del ISSSTE, a unos 50 metros donde se encuentra la cueva de Ali Babá y pasaron algunos días y nada.
El documento en cuestión establece la necesidad, entre otras, de ya no vivir en penumbras. Al que si conocemos es a Don Esteban Ojeda, por sus manías y su vocación de tomar lo ajeno. En tanto a los señores diputados excepto 3, a todos los demás les vale madre la salud del pueblo sudcaliforniano. Don Humberto Arce debe sumarse a las brigadas de la salud. Debiera tomar ejemplos de los médicos, de la comprensión de la sociedad y no desoír para que le recomiende a sus representados la insistencia del ejecutivo estatal.
Yo creo que Don Humberto Arce, abrió la boca porque su nariz no llenó su función. Nuestra entidad está en una emergencia y que requiere de todas las fuerzas. El diputado en cuestión amenaza al jefe político. No hay sentimiento de fraternidad por parte de los representantes populares. En síntesis ellos van a hacer dinero y a capitalizar sus influencias.
ANÉCDOTA:
Un día del año de 1970, siendo oficial mayor de gobierno, Don Alejandro Martínez, me habló por teléfono para decirme que pasaríamos un rato ameno. Botanas y bebidas espirituales. También me dijo no te traigas tu automóvil. Dicho y hecho, me transporté con su hombre de confianza. Vivía frente a la bahía, a unos metros de un conocido restaurante. Era una casa construida de madera decorosa. Al frente había motivos rancheros. Un machete que colgaba de un clavo en una columna también de madera, una cama cuyo “Sprint” eran cueros cruzados de vacunos o caprinos, 2 mecedoras de las hechas en concordia, Sinaloa, una jícara y una cuera, daban un ambiente de nuestra campiña.
Se agregaba a lo anterior un aparato para escuchar a las hermanitas Flores con temas sudcalifornianos. Llegó el momento de hacer una llamada telefónica, pero solo existía un aparato telefónico, por lo cual pedí permiso a Doña Enedina, su esposa, y a él mismo desde luego, porque el aparato se encontraba en la recámara.
Al estar llamando a mi señora para informarle que todo estaba bien y que Don Alex me mandaría a la casa, volteé hacia la cabecera de la cama en la cual se encontraba un Cristo y a un lado un gobelino con un feroz tigre de bengala.
Al regresar al porche le pregunté “¿Qué relación puede tener lo sublime de Cristo con un feroz animal”? Me repuso: Mira hermano, el tigre en la posición que lo observaste, tiene un mensaje en el sentido de que asienta la garra derecha en posición de atrapar a su presa y no desbarrancarse. ¿Y el Cristo? Es porque los políticos pendejos deberían aprender de la humildad de nuestro señor porque la instintiva inteligencia del tigre de bengala es que asegura a la presa. Después sonrió socarronamente.
De poeta no hago gala,
Por aquellos que no entiendan,
Que en la cámara contienden,
Olvidando al cristo y al felino de bengala.
Si en uno es humildad,
En el otro es fiereza,
De tarea se los dejo,
Porque al perder la cabeza
Solo existe una verdad,
Al abismo los políticos pendejos.