ECO PENINSULAR
• No hay xenofobia para los compatriotas. • Don Marcelo Armenta se pasó. • Una opinión de un conquistador de paja.
Alfredo González González.
Hasta el año de 1957, todavía había una concepción del sudcaliforniano en gentes que venían a probar suerte. Nos señalaban como conformistas, flojos, y que éramos felices con un carrito traído del norte, un libáis legítimo un préstamo de pensiones y una caguamada bajo de un árbol.
Una apreciación injusta. Creo que ello tomó más impulso porque ese año ganó los juegos florales de la fundación de La Paz el antropólogo y escritor Fernando Jordán Juárez con el poema “Calafia”. La composición es bella, es de una tierra olvidada, que necesitaba de tlatoani mexicano para superar muchos escollos, en uno de los fragmentos de la composición, dice; “Si en la persecución de una ilusión el viento te ha traído no mejor escala para tu nave que esta tierra de ilusión, no hubo mejor escala para tu nave… “Si después quieres paz, yo te la ofrezco en la soleada paz de la bahía… “Yo te ofrezco la tierra”…
Creo que algunos malinterpretaron mal la cortesía del Guaycura. Surgen las rencillas entre nativos y quienes vinieron, con las honrosas excepciones, superados al paso del tiempo. He conocido a gente de la calidad humana como el Negro Clemente Pérez, Benito Bermúdez Coronado, a Mario, a Alfonso, Francisco y Rosario, Eduardo y Lupita Almada (sonorenses), Jesús Chávez Jiménez, Fito Montaño, Humberto Berme Cárdenas, ambos de Coahuila, Alejandro Mota Vargas, León René Patiño, Hernán Cortés Rito, a Don Fernando Pérez y familia originarios de Oaxaca al igual que Don Carlos Morgan, a mi yerno Jesús Aguilar, sinaloense, a los Covarrubias Villaseñor, a Luis Cárdenas Corona de Jalisco, que el día de hoy cumple 92 años en San Felipe y en fin una serie de personajes que nos identificamos. Quiero mencionar de forma especial al periodista Juan Raúl Zavala Magallanes, que al conocer la calidad humana de los sudcalifornianos se limaron las perezas, llegó al tal grado del afecto por esta tierra que su último voluntad fue que lo cremaran y sus cenizas fueran esparcidas en el Golfo de California.
Pero esto no lo entiende el diputado Marcelo Armenta, representante del XIV Distrito en la parte boreal de la media península, que revolvió las brasas y calentó los ánimos de conocido periodista que representa diversos medios de información, refiriéndose a los sudcalifornianos o establecidos por propia voluntad. Tenemos ejemplos como don Salomón Tuchman originario de Austria, a Isidoro y Bernardo Scholnick a quien se les quiso por nuestra gente.
Entonces, qué gases se les revuelve en el estómago a este que forma parte de alguna pandilla del congreso. ¿Quién se cree que es? Otro vampiro presupuestal? Sería el colmo que ahora si un extraño venga a nuestros entornos y que le aceptáramos sus ofensas. ¡NO SEÑOR! Tampoco somos xenófobos. No se equivoque diputado, eso lo sabe el electorado a los funcionarios que protagonizan actos de pillaje comprobados y que ahora quieren expeler flatulencias por encima de la espina dorsal.
Por si lo desconoce, un ex gobernante importó a un “licenciado” para nombrarlo secretario general de gobierno. No perdía oportunidad para burlarse de nuestra forma de hablar, de caminar, de robarnos la “Z”, entre otros. Eso provocó un altercado con un miembro de una familia respetable de ascendencia francesa, cuyo tronco se dedicó a la maricultura y siendo presidente municipal inició la construcción del teatro Juárez, era tanta la reciproca animadversión que la ciudadanía tenía conocimiento de cada lance verbal entre el fuereño y el local.
El nuestro al enterarse que el secretario general de gobierno había muerto y estaba siendo velado en el antiguo palacio de gobierno, se vistió de negro y calzó zapatos charolados. Llegó al velorio, habían preparado el cuerpo para enviarlo a por vía marítima a su pueblo de origen. Los asistentes decían: mira que bello gesto, si en vida no se pudieron soportar, la muerte los unió. En ese momento se dejó escuchar la voz del sudcaliforniano: ¡Así te quería ver hijo de tu tiznada madre!
Acto seguido hizo una reverencia y abandonó los pasillos del palacio de gobierno.
Según esto se comentó,
Porque el insulto despeña,
Se le va arrimar bastante leña,
A un auténtico arribista.
Conceptos muy desairados,
Se le terminó la pista,
Un legítimo arribista,
Debe aprender de Felipe Prado.