ECO PENÍNSULAR
• Muchas cosas hemos comprendido en esta crisis. • Recrear a los niños, los adultos a otros menesteres. • A nadie le van a dar en la madre. ¡Cobardes!• AMLO no quiere a los empresarios ni a los sudcalifornianos.
Alfredo González González.
Cuando se extreman los cuidados por la salud hay que permanecer en nuestros hogares. Pero lamentablemente y los menos por fortuna, no hacen ni dejan hacer. Si se lleva a cabo la introducción de un bitoque para hacer un lavado de estómago, lloran y si se lo extraen también chillan ¿Entonces?
Por lo referente se hace por propia voluntad. Hace unos días fui al hospital Salvatierra, me encontré al Dr. Urcadiz y me dijo ¿Qué demonios andas haciendo aquí? Vete inmediatamente a tu casa. Pocas horas después comprendí el sentimiento de su expresión. Al día siguiente por la vía del celular me diría: Por cada persona que no salga a la calle se salvarán 10 ciudadanos y tiene su razón de ser.
Los adultos a orar, a reflexionar a coadyuvar en las labores del hogar y a pensar que dentro del drama de la pandemia, colaboramos en nuestra medida de hombres y mujeres de blanco que en estas situaciones les damos el valor real como personas y como profesionistas de la medicina. A los niños el juego de la oca, serpientes y escaleras, damas chinas, sin descuidar sus estudios en línea.
Hace unos días tomé un plumero y al son de “Caballo viejo” me filmó un video mi nieto Alfredo Zuloaga González. Hoy le dije a mi buen vecino Miguel Ángel Norzagaray gritándole de banqueta a banqueta: Si supieran mis adversarios que mi esposa me puso a limpiar el frijol ¿Por qué no aligerar la carga a nuestra compañera? Oímos música, especialmente Lamberto y Valente Quintero. Escuchamos noticias y sistemáticamente los periodistas de micrófono evaden temas tan importantes como el petróleo y hacen acusaciones a gobernadores que, de acuerdo a las declaraciones del presidente de México, deberán tomar las medidas preventivas de acuerdo con sus espacios y circunstancias, el silencio sobre temas que incomodarían a la clase del poder no la conocen.
Por otro lado, hace unas noches me despertó un noctámbulo para recordarme a mi flor de mayo en términos no muy agradables. Ojalá que se pueda rastrear la llamada y aclaramos: A nadie le van a dar en la madre. Dice la vieja expresión popular: “Los niños dicen lo que hacen, los viejos lo que hicimos y los pendejos lo que van a hacer”. Seguramente la llamada se hace un teléfono público. Cualquier estúpido que se escude en el anonimato no le favorece en nada porque hay escasez de hombría de bien pero llega el momento que cometen un error y lo último que verán sus ojos son las garras del tigre en su pescuezo.
Reflexión:
Van quedando muchas enseñanzas. Guardamos lo positivo que es la paciencia, la fe en Dios y el pensamiento de que no andar en la vía pública a menos que se requiera de urgencia habrá de dar cumplimiento a la comisión de los que estamos aparentemente sin hacer nada.
A la pandemia se le unen las inconsecuencias de una federación avara con los recursos que son el producto de esfuerzos y de trabajo y es bueno que lo sepan los sudcalifornianos, por cada peso que le recaudamos por impuestos federales nos retornan en participaciones 10 centavos, indicativo de que va siendo hora, se reforme el apartado económico por nuestras distancias prolongadas.