ECO PENINSULAR
• Petición al Dr. Urcadiz. • Rigo Amador Soto y la civilidad. • Un día si y otro no. • Mía Mariana, nieta número 11.
Alfredo González González.
A nombre de la familia González González, queremos hacer un público reconocimiento, al Dr. Rene´ Urcadiz y personal médico y paramédico, quienes realizaron un trabajo de parto extraordinario y el día de ayer trajeron al mundo felizmente a una miembro más.
Tengo entendido que el área donde se atienden a este tipo de pacientes, se hizo con creatividad, no hubo exclusivismos porque mi hija se percató que el mismo trato a ella prodigada fue para todas las que esperaban un bebé. Por favor René, presenta nuestros respetos a todo el personal y a usted que es amigo de muchos años, sencillamente unas gracias, que lo dice todo. Debo confesarle que hace años no se nos cuajaban los ojos cuando llega mi nueva nieta, hasta la voz se me quebró. Más delante hay otros conceptos.
Dándole vuelta a la página, también un saludo a nuestro buen amigo y compañero Rigoberto Amador Soto y distinguida esposa Hilda hasta Mexicali. Por esas circunstancias que dan gusto, en el espacio de Messenger nos dio felicidad encontrarlo y coincidimos y fortalecimos la amistad de 50 años. Debo decir que Rigo es hijo de Don Juan José Amador Verdugo y señora Elena Soto Ibarra.
La primera impresión que tuvimos de ellos fue de unos viejazos que transpiraban bondad e inmediata empatía clásico del hombre peninsular. Sus cortesías, atenciones, nos hicieron sentir como si estuviéramos en nuestros propios hogares.
Esa actitud hospitalaria de bondad y gusto, se saboreaba con el caldo de verduras y hueso blanco que se acompañarían con dátiles y queso fresco. Además agua de Guayaba. Mis recuerdos de afecto hasta donde se encuentren, seguramente en el país de la luz dorada. Sin la identidad con la que enfrentamos la frivolidad, los que aplican la ley de la ventaja, no es cualidad de los pobladores peninsulares, nacidos o porque aquí vinieron y formaron sus familias y se quedaron para siempre.
La genética de Rigo, no sabe de dobleces y andaba preocupado porque a leer un WhatsApp que cotidianamente le envío, traía un sentimiento de culpa. Hasta que me dijo que él deseaba ser sincero y quería decirme que simpatizaba con algunas cosas del presidente AMLO. Solté la carcajada y le exprese: ¿Y? tú y yo hemos sido amigos durante 5 décadas y si no respetamos el criterio de los demás, entonces una verdadera amistad no estaba latente, no, mi hermano, recordarás que tú eres mi amigo por lo que eres, por lo que te has labrado en la vida con una buena compañera y unos buenos hijos, lo demás, en cuestiones de políticas debemos ser respetuosos recíprocos de la forma de pensar de cada quien.
Eso dio paso para comentarle algunas cosas del escritor mexicano Blanco Moheno, en una de sus tantas obras titulada “Un Son que Canta en el Río”. Parte de su juventud donde nos dice que la había pasado en el poblado de Río abajo del Papaluapan. Uno de los personajes centrales era el tío tamarindo, liberal hasta los huesos, su oponente era el párroco que se echaba sus rones y desde luego estaba en el lado opuesto del viejo chimuelo. Un día echándose una partidita de dominó les fueron a avisar a la taberna que había un creciente río arriba y que el Papaluapan estaba por desbordarse. Entre los dos oponentes organizaron el salvamento y así los apretados de arriba como les llamaban, fueron salvados en su totalidad. Al retorno, liberales y dogmáticos se sonreían por la buena obra. Se fueron derechito a la taberna a echarse sus rones entre pechos y espalda. Ya con medio remo a dentro le dice el párroco al pícaro del tío tamarindo, si yo no hubiera sido cura, me hubiera gustado ser liberal, masón como Benito Juárez. El viejo aventó un escupitajo de medio lado, tiró el cigarro y le manifestó: Mire curita, me caes a toda madre por “decidor”, por borrachón, y que aconsejas a la palomilla aún aquí, y te quiero decir, que si yo no hubiera sido liberal y masón, me hubiera gustado ser como tú. Neta civilidad.
Rigo: Eres mi amigo porque tus valores te los inculcaron tus viejos y seguramente algo te han de ver dicho en el sentido de que la auténtica amistad es la antesala de la fraternidad. ¡Que así sea!
Quizá coincidamos en que el presidente de México deba tener una especie de cronista para que le lleve una bitácora de sus declaraciones. Hace unos días el Tlatoani mexicano declaró que cada entidad tenía el albedrío para tomar las medidas pertinentes para estar en condiciones de enfrentar la pandemia. Pocos días después dio otras declaraciones en el sentido de que la gente tenía que pertenecer en sus casas por propio voluntad y no bajo presiones de ninguna índole. Así le entendí. Debemos decir que la idiosincrasia y las singularidades de cada región, no lo permiten. Si bien es cierto que eso sería lo ideal, tal vez aquí estemos mayormente preocupados porque se establece como norma obligatoria en cerrar expendios a las 20 horas y actuar sobre aquella gente que ande después de las 10 de la noche en la calle. Ha funcionado como el caso de Mulegé, Loreto, en un muy aceptado porcentaje en La Paz y en Los Cabos no tenemos noticias.
El decir una cosa hoy y otra mañana despierta incredulidad. Recordemos que la credibilidad es el ingrediente principal de los estadistas de una sola pieza. Habría otros ejemplos pero no quiero aprovechar el raite.
Retomando el aspecto del Dr. Urcadiz quiero decirle con acuso de recibo a la Dr. Stephanie y todo el personal, se han ganado las palmas.
No hubo exclusivismos, el trato fue parejo que es lo más valioso. Pero además, con todas esas acciones, aún consientes o inconscientemente están honrando la memoria de muchos médicos, como Raúl Antonio Carrillo Salgado, Francisco Cardoza Carballo, Dr. Holguín, Enrique Von Borstel Labastida, Villarino Kelly, Pepe Santana Piñeda, René Rouyer Garayzar, y recuerdo a un viejo general, rollizo que nos consultaba sin cobrarnos y nos despedía con Dulces.
Hace mucho tiempo que la voz no se me quebraba. ¡Gracias! También a Carlos e Isidro porque voltean a ver a los humildes. ¡Águila pues!
Este trabajo quedaría incompleto si no agregara a una persona que me envió algunos pensamientos extraídos de un libro lleno de solidaridad y de verdad en los momentos de angustias cuando un ser querido está en un hospital. Anoté un concentrado de todo lo que me envió y dice así:
Ya te he dicho que soy tu Dios, ante todo problema y que el amor resulta la medicina que cura tus heridas y destierra el temor. No temas siempre estoy cerca de ti, que el mundo no te atenace. Sabes que estaré siempre contigo en todas circunstancias, librarás todos los obstáculos y continuarás adelante, yo soy tu Dios.
A los 10 minutos me avisaron que Mía Mariana, mi nieta número 11 había arribado a este mundo, con felicidad.
¡Gracias Dios mío!
¡Gracias hermano mío!
¡Gracias a mi hermana política Reina Aguilar Covarrubias!
¡Gracias Dr. Stephanie!
Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad.