- La vitalidad de la literatura universal.
- Los mensajes de la mitología griega.
- Solamente leyendo pudiéramos evolucionar.
Alfredo González González.
El hábito de la buena lectura fortalece el espíritu del ser humano pero además si se trata de un buen escritor, va dejando lecciones para la posteridad. No en pocas ocasiones nos hemos referido a que el texto en muchas de sus partes va dejando enseñanzas que interesen al lector deben ser subrayadas y reflexionadas posteriormente, porque no es más erudito el que ha leído muchos libros, sino que, aquellos que hayan entendido lo que su visión atisbó en el futuro en el campo de la ciencia y de la previsión de hechos que se dan en la mentalidad de cada autor.
Uno de los aspectos literarios que fueron tema del mito griego fueron las aventuras que relata Homero en sus obras, las batallas de Perseo saliendo airoso al vencer a la medusa y después evitando un sacrificio de una bella doncella por un monstruo que adormecía en los fondos del océano. El héroe en cuestión era hijo de Zeus pero él quería actuar como ser humano, sin embargo su progenitor lo dotó de algunos instrumentos como Pegaso el caballo alado que lo hizo recorrer una gran distancia para llegar a tiempo a enfrentar la cabeza de la medusa con el enorme animal que devoraría a una dama y acabaría con la ciudad. El mensaje aquí sería que cuando hay reciedumbre y convicción no hay ningún poder que no se pueda franquear y aquí en un paréntesis, nos recuerda a Marco Polo el famoso navegante que una fuerza interior lo impulsaba a superar obstáculos que parecían insalvables pero gracias a tu temeridad y audacia lograba salvar. También la literatura griega nos deja el pasaje de Aquiles, cuya madre lo sumergió en la laguna estigia tomándolo de uno de los tobillos por lo que sería un personaje casi invencible, porque no lo volvió a sumergir del otro lado de su cuerpo, y la flecha que lo mató fue precisamente en su talón que no había sido inmunizado. Esto nos dice que en el ser humano hay imperfección, todos traemos un talón de Aquiles: Diabetes, colesterol, problemas cardiacos, artritis, etc.
Otro escritor que nos dejó particular huella fue el originario de Alvarado, Veracruz, quien con un particular estilo de escribir, era un fanático de Juárez, de Cuauhtémoc y de Cárdenas. Una de sus obras que celebró la clase popular “Un Son que Canta en el Rio”, basado en las vivencias de su infancia y adolescencia, aquí no había ficción si no la certera filosofía de sus vivencias. El pueblo de Alvarado tiene fama por la fuerte forma de hablar de sus habitantes y relata el autor que en una ocasión llevaron de la ciudad de México a un literato originario de Alvarado para que hablara sobre cuestiones culturales. El recinto se llenó a reventar y desde luego mandaron a galería a la tropa de pescadores del tío tamarindo un viejo decidor, charrero. Cuando el ponente expresó: Los pueblos avanzados se distinguen por su grado de cultura, por eso debemos sumergirnos en todos aquellas cosas del mester del clerecía y el mester de juglaría. En ese momento el tío tamarindo le lanzó una tremenda trompetilla y aquel hombre culto volteó hacia la parte de arriba y le gritó “¡ah! Tío tamarindo ya te conocí la voz, la próxima trompetilla vas y se la tiras a tu chingada madre”. Obviamente se corrieron las cortinas del telón. También tiene cuando Cárdenas nos dio la tierra, Juárez ante Dios y ante los hombres y una serie de situaciones que le acarrearon persecuciones, acosos, pero era un escritor intenso.
Otra de las escritoras que hace apenas 2 décadas causara una impresión que no la puedo describir, es Graciela Mondragón, quien al morir el general Francisco Mújica ex gobernador de esta entidad, escribió un libro que se llama “Cuando la Revolución se Cortó las Alas”. Se vale decir que el general Mújica fue de los hombres más limpios de la Revolución Mexicana. Fue quien redactó y dio la esencia a la Expropiación Petrolera de 1938, pero además más que un hombre de esa talla que tenía el derecho a ser el sucesor de Cárdenas del Rio, lo soslayaron y llega Ávila Camacho. Como todas las cosas, Mújica ya era un símbolo y lo mandaron como director del penal de las Islas Marías, donde impulsó la agricultura y la ganadería y dio un trato humano a quienes ahí compurgaban penas, después pasaría a ser gobernador del entonces territorio sur de la Baja California y aquí apuntamos un dato muy importante: Cuando los miembros del primer FUS en 1945 se apersonaron para platicar de sus inquietudes sobre un gobernador civil y nativo y a entregarle un manifiesto que se iba a publicar, Mújica les dijo que tenían razón, que nadie mejor que los hijos de una tierra para gobernarla. Acto seguido pidió el documento y él también lo firmó, y acto seguido puso su renuncia irrevocable ante el presidente en turno. Esto es la literatura.