ECO PENINSULAR
Vaya forma de volver a la nueva normalidad.
A fuertes crisis, potentes distractores.
La ciencia política requiere de planes y programas.
Quienes aspiren o suspiren deben ser claras sus metas.
Reflexión.
Por lo visto para animar un discurso para opacar una pandemia se nos dejó que viniéramos de la anormalidad y para ello había que explorar con una “nueva normalidad”. Pregunta a nuestros lectores: ¿Se sienten física y mentalmente normales?
Quedaron atrapados entre declaraciones de alto voltaje porque los de allá arriba del mar de California nos dicen que si ya luego concluye el confinamiento. Que tres semanas más. Y ahí va que parece un corrido interminable mientras se despide a nuestros hermanos con un toque de silencio, mucho mejor hubiera sido quedar anormales.
Así nos desliza por un tobogán de doble moral y de doble discurso y los lame suelas nos quieren atornillar las declaraciones del señor presidente, cuando no salen los números totales de víctimas de la pandemia.
Por otro lado, la ciencia política exige de los pretensos, conocimientos de los problemas de la comunidad o estado o país al que aspiran coordinar sus esfuerzos: planificar, programar situaciones congruentes de realizarse, la educación. Ser humilde y humanista, deporte, fuentes de empleo y no tener resentimientos contra quienes desean invertir pues ni siquiera eso sus asesores le comentan que significan impuestos para la federación.
Ojala que los pueblos de este país vean favorecidas sus peticiones. La tercera parte del mosaico nacional están “pajareros” porque y con justificada razón no están de acuerdo con la política sanitaria. Nos llegan desde muy lejos noticias que ha existido la torpeza de falsificar actas de defunción y han disminuido los porcentajes de muerte por el coronavirus, y no nos referimos a esta entidad que se ha fajado frente a la petulancia e insensibilidad de quien pretende lo fatuo por lo indispensable.
Pero lo más grave es que ya no volveremos a ser los mismos. Aun así nos queda la esperanza de una vacuna pero quedaran recuerdos imborrables de los miles que se fueron y otros que morirán y a los que las autoridades federales no les cuadran las cuentas. ¡Ah! Pero alguien tendrá que hacer justicia. Por lo pronto hay miedo, inseguridad y eso se lo debemos a un capricho unipersonal.
Reflexión: nos desplazamos hacia una nueva “normalidad”. Quiere decir que antes éramos “anormales” y treinta millones de alineados que no estaban en los límites de la normalidad votaron por quien dirige a la nación, entre escándalos y bombardeos mediáticos ¡Qué bien que ya somos normales otra vez!.
Hay que estar “felices” porque esta “normalidad” nos confirmó la aparición del “soplón” del sexenio. ¡Ah! Que pinche nueva normalidad.
Hay siete colores en el iris
Eso me pone a pensar
Como tenemos que actuar
¿Cuándo llegue el arcoíris?
Chispazo: algunos ex gobernadores de esta entidad, menos dos, hubieran hecho un magnifico papel como asesores de don Andrés Manuel: Agramont Cota, Mendoza Aramburo, Alvarado Aramburo, Marcos Alberto Covarrubias y Guillermo Mercado Romero. Hombres con tablas que no inventarían las nuevas normalidades.
Tal vez la bola ensalivada que lanzo López Obrador y que la magnifico uno de los que componen sinfonías con un gorjeo espeluznante a la mejor tuvo razón porque viviendo en una inventada normalidad los “anormales”, los servidores públicos se han convertido en cazadores delincuentes, para echar tinta en los desechos morales o es que hay una nueva inmoralidad.
El Tlatoani Mexicano nos da la impresión de que no enlaza las consecuencias que ocasionara un acto.
Todos sabemos por qué un secreto a voces es que es leal su apego hacia Salinas de Gortari cuya capacidad técnica y otros títulos nadie los discute ni los ha pedido conocer. Sabemos también que está buscando una tercera nacionalidad, ya tiene la inglesa y la española, como sabemos también que a un ex gobernante le han sido revueltos sus bienes, y que muy pronto dejara el país. ¿Lo enfrentara? Por qué al decirle a sus voceros en lugar de aliento arrojan azufre, será otro de los que caerán. Y aquí viene la última pregunta: ¿por qué Lozoya si y Rosario Robles no? Refiriéndonos a que la dama fue hecha trizas y la llevaron ante la picota publica mientras que el señor Lozoya que hizo palidecer a Judas, prefirió salvarse él y poner ante el paredón a sus amigochos que por lo que se dice compartieron con largueza recursos del pueblo. Si don Andrés Manuel piensa que multiplicando la traición por la traición misma, entonces se le da poco valor a los auténticos Mexicanos. Los conduce por aquello de: primero me salvo yo y los que vengan atrás que arreen.