ECO PENINSULAR
• Los tropiezos políticos duelen más. • Los servidores públicos deben poner el ejemplo. • Efectivamente, un gobernante no puede ni debe inmiscuirse en asuntos de familia, pero debe actuar cuando esté en riesgo la prevención de contagios.
Alfredo González González.
Diversos comentarios se dejaron escuchar por el enlace matrimonial entre dos personas del mismo sexo. El festejo se llevó a cabo en un hotel de la zona dorada de la Ciudad de La Paz. No somos espantados. Cada quien su vida. Respetamos la vocación sexual de cada quien aunque no la promovemos.
El gobernante habló de que es incapaz de inmiscuirse en la vida familiar, pero si hay peligro de un contagio o que este se multiplique, tiene el deber de evitarlo.
En el caso de la regla preventiva, los primeros en acatarlas deben ser los servidores públicos. Se ha insistido en que el agua, jabón, aseo general, cubre bocas, y evitar hasta donde sea humanamente posible concentraciones multitudinarias. Lamentablemente y debemos reconocerlo y con todo respeto lo decimos, hay muchas personas que no lo hacen.
Se tiene que buscar la aplicación de una actitud que no nos permita ver un día que hubo 50 gentes que libraron el problema y que al día siguiente nos desayunemos con la noticia que amanecimos con 80 casos. No dudamos que haya avisos, orientaciones, atención médica, etc. Pero resulta obvio que quienes deben practicar los hábitos preventivos, no lo hacen. Entonces, la regla preventiva va en sentido aritmético mientras que el contagio es en el sentido geométrico, produciendo una disparidad, independientemente de la actitud de la federación de no tener en tiempo y forma los suficientes insumos para hacerle frente a tal cuestión.
Pese a la crítica de los impotentes, que no reconocen que hay un gobernante con una sociedad que le están entrando al problema y las respuestas de nuestros médicos y enfermeras, no se puede eludir el poder decir sin temor a equivocarnos que hay un gobernante responsable y por tal motivo una sociedad organizada, pese al escaso nulo apoyo del sector salud federal.
Por tanto, lamentamos que se haya llegado a estas medidas, pero dicho con todo comedimiento, los padres de los contrayentes pudieron haber reflexionado en el sentido que en una cantidad de 250 invitados, según se dijo, con el 10% que hayan ido infectados bastará y sobrará para que surjan 10 veces más, 10 problemas más de salud y elevado porcentaje de ellos no sobrevivirán.
La reflexión surge de la experiencia personal. Perdimos un sobrino ahijado, Luis Montaño Hernández, quizá ese fue su destino o a lo mejor estuvo en el lugar menos indicado. Por eso debe pensarse en el dolor que causa a las familias, el perder un ser querido. Pero hay que decir también si hay cosas que se pueden evitar o aplicar ciertas medidas sencillas, no contraigamos el virus y de paso nos hagamos portadores del mismo. Se los decimos con conocimiento de causa, un servidor tiene confinado, seguramente como muchos, más de 6 meses. 180 días para un ser humano, o para muchos que es una gran parte de su existencia sobre todo cuando se va a llegar el aniversario número 80. Es extraño, pero hay depresiones, alteraciones, enojos que no tienen razón de ser y hay quienes les entran el síndrome del terror y en vida están sufriendo lo que no han contraído. Por ello debemos tener sentido común, un poco de vitamina C, fruta cuando se pueda y sobre todo cada vez que se haga contacto con monedas, con billetes, o con otros utensilios, lavarse las manos.
Les confieso que yo me enojo cada vez que un nieto me dice; ¡Lávese las manos abuelo! Yo voy a poner los billetes en la cartera. ¡No se agarre la cara! Y un sinfín de reglas que pueden servir para no tener las experiencias de esta pandemia.
Por lo que respecta al maestro Héctor Jiménez, que es a quien conozco, pues es de lamentarse porque se afirma que fue cesado en sus funciones. Un poco de modestia, un matrimonio celebrado en la intimidad del hogar, hubiese tenido un mejor desenlace.
No deseamos ofender a nadie, pero, tampoco queremos que algún ser querido, un amigo, etc. Se vea en el predicamento de contraer este problema por culpa de una elemental falta de responsabilidad.