ECO PENINSULAR
• Pearl Harbor y la militarización de la PGR. • Los diplomáticos japoneses aseguraban a Franklin D. Roosevelt en el pacífico sur. • Al tiempo que se estrechaban las manos la escuadra nipona destruía a la flota norteamericana. • La reflexión
Alfredo González González.
La perversidad política siempre son presagios negativos nada bueno para los mexicanos. La tregua solicitada a los 10 gobernadores federalistas sobre asuntos económicos del Pacto Federal, fue el tiempo necesario para que se procediera a militarizar la procuración de la justicia federal, un duro golpe para la suprema expresión de la justicia de la federación. Esto, lesiona el principio autónomo de la corte porque al procurar justicia tienen la herramienta para poder juzgar y en estas condiciones prácticamente se lesiona le dignidad de la judicatura federal.
En un tiempo diferente, algo que significa lo mismo, se perpetuó con el gobierno de los Estados Unidos que vino a ampliar y a detonar más la Segunda Guerra Mundial.
Los diplomáticos nipones, presentaban sus credenciales del servicio exterior y en esos momentos, estaban destruyendo la flota norteamericana en Pearl Harbor.
Los barcos de bandera norteamericana como el Arizona sufrieron daños totales, hubo serios problemas con el Virginia, el Tennessee, Oklahoma, California y, el Mary Land.
Al día siguiente, Franklin Roosevelt asistió al Congreso para que se declarara en estado de Guerra su país contra el imperio japonés.
Cuando los marinos del portaviones retornaban a Tokio un oficial se encontraba pensativo y expresó; Han despertado al gigante que estaba dormido.
La traición no paga porque ese suceso que significa una falta de respeto a una nación sea cual fuere no respeta las relaciones internacionales.
Por acá en un ejemplo más sencillo y menos complicado, conocimos a un ex presidente de un partido político. Celebraba reuniones secretas con un grupo y otro día lo hacía con otro. Cuando el primero se enteraba de lo que hacía y así sucesivamente, se dio un diálogo breve;
-¿Qué paso? ¿En qué habíamos quedado?
-Sí, pero acuerdo mata a acuerdo.
Hace algún tiempo, uno de nuestros pueblos cobró fama porque sus gentes respetaban la palabra empeñada. En San Juan de los Planes sabía respetar esa palabra. Había préstamos económicos a la palabra y los cuales eran cumplidos. Así mismo lo hacían con intercambios para mejorar la raza de animales, como cerdos, sementales, y de acuerdo con los resultados les gratificaban con alguna de las crías.
Esta situación es ejemplar. Lo de Japón y Estados Unidos llevó al sacrificio a millones de seres humanos, porque los hijos del sol naciente no respetaron los acuerdos ni la palabra que es sagrada sobre todo cuando es en aras de la coexistencia pacífica.
Los estados unidos de Norteamérica perdió muchos millones de seres humanos, la Alemania hitleriana los llevó a la muerte por el fanatismo de un sátrapa. El ejército rojo cuyo creador es Trotsky, aportó 40 millones de seres humanos, aparte de los ingleses, franceses, etc.
Todo esto por no cumplir con la palabra que se compromete.
Se hizo una llamarada
Por error inoportuno,
En mil novecientos cuarenta y uno,
No hubo respeto a la palabra empeñada.