ECO PENINSULAR
1.- Las enseñanzas de la pandemia
2.- Actos de heroísmo: sector salud. Una sociedad solidaria.
3.- Un gobernante echado para adelante.
4.- También hubo actividades bucólicas: me lo quito y me lo pongo, como para una cumbia.
Después de todo dejo enseñanzas, unas desagradables y otras de identidad. Han sido muchos los muertos. Y hubiesen sido menos si las acciones preventivas hubiesen reunido la valiosa virtud de la prevención. No es culpable López Obrador de la contingencia, pero habríamos que analizar por qué se hicieron los primeros movimientos después de casi 100 días que se había hecho la advertencia internacionalmente.
El caso de nuestra entidad, tenemos un estado y un gobernador echados para adelante. Y eso se sintió en el esfuerzo que se ha venido realizando desde el punto boreal alaustral de la media península.
Si lo anterior no se hubiese llevado a cabo, la sociedad sudcaliforniana no se hubiera solidarizado con las responsabilidades que en primer término la responsabilidad el del gobierno federal y también al local. El sector salud, admirable, entre algunos de ellos quedaron la lucha variosasí como del cuerpo de enfermeros y enfermeras, camilleros, y todo lo que estructura un trabajo de equipo con mayor intensidad cuando se trata de una pandemia de esta naturaleza.
Se nos habló de una nueva normalidad, muchos la llaman “la nueva anormalidad” pues familias enteras murieron y aparte de eso no se concibe que un elemento de la guardia nacional asesine a una mujer por la espalda y al esposo lo deje malherido. Se ve con agrado relativo que la pensiónuniversal resulta un paliativo aunque ponga de manifiesto que ese dinero antes no se repartía. Esto es bueno. Lo que no es bueno es que eso y cinco veces más para la gente de la tercera edad rompiendo el cascaron en el 2021, será como un jarabe para una neumonía. Usted que nos lee, no nos dejara mentir. Todos nos quejamos que nada más sale un billete de 500 del bolsillo y de pronto con dos o tres chácharas se le diluyo el billete.
No somos pesimistas, pero se niega a los pueblos que componen el pacto de la unión el afán de que esos pesos le rindan, todavía más cuando de un subejercicio que hubo en el presupuesto le sumaron los recortes.
Por ello espiritualmente esperemos la llegada del hijo de Dios y el nuevo año esperando retomen las cosas su rumbo. En cuando a los tijerazos al presupuesto de cada estado que de 30 más o menos 10 o 12 ya manifiestan inconformidades, no pueden ser para menos, mientras nos preguntamos los mexicanos:¿y los diputados y senadores? Ellos son culpables por no tener los calzones y los tamaños necesarios para saltar en favor de los intereses de la ciudadanía.
Nos deja el 2020 la amarga desesperanza que un senador por Mulege, Ricardo Velázquez haya levantado el tradicional dedo para sumarse al decreto por iniciativa de no seguir apoyando con el fondo minero a Mulege. Esto como representante de un arreglo envarado y aunque fuese uno contra el mundo hubiese sido el defensor, pero que va a saber de esto un sujeto que se conforma con las croquetas les avientan. 170 millones de pesos que se aplicaban en obra social y material en el municipio mulegino. Decía Emiliano Zapata Salazar: “el que se sienta pájaro que vuele, el que se sienta poeta que haga versos y el que se sienta gusano que se arrastre, no tiene derecho a protestar es pisoteado y lo desprecian en el fondo”.
Nadie debe rendirse, no se requieren de kamikazes, no es la hora de suicidios políticos o del síndrome de las plañideras sino la de una reorganización nacional y dar una batalla con inteligencia y deberás volvemos a la normalidad o de plano nos volvemos locos.
El pueblo de México aun en sus más terribles tragedias ha seguido de cerca actitudes inconscientes del señor López Obrador: a una le pregunta que se le hace y no quiere comprometerse nada más contesta “el silencio es mío”, “yo tengo otros datos”, “son otros puntos de vista”, pero nada concreto. La última es que el presidente en un impulso de apoyar a Gerardo Noroña declara que no hay que usar el cubre bocas. Señor mío. Un conocedor extranjero explico públicamente que no entiende el por qué un presidente de la republica niega el derecho elemental a no contraer el virus. Con anterioridad había dicho que si iba a usar el cubre bocas, ahora dice que no, por lo pronto la filosofía del populacho ya inventaron otra forma de llamarlo. “Quita-pon”.
Si yo traigo el cubre bocas no puedo tomar ron
Lo decía un tomador
Y es que López Obrador
(La raza que no tiene ambages)
Ya le dicen el quita-pon.