EN LA OPINIÓN DE ALFREDO GONZÁLEZ.
1.- Tétrico balance.
2.- De los valores de los hombres.
3.- ¿Era normal la fuerza del virus?
El balance es impresionante con la contingencia. Aprendimos a conocernos, conocimos de amistades verdaderas, de la entrega de los hombres y mujeres vestidos de blanco, de pérdida de seres queridos. Conocimos a las autoridades que con lo poco hicieron mucho y continúan trabajando. Ha sido un escenario terrible.
Ha sido una lucha desigual porque muchas entidades como ésta quedaron a la deriva. Empresarios que aún sostienen las fuentes de trabajo con una migaja de 25 mil pesos con las que les tira el gobierno federal. Ha sido una experiencia brutal en este país donde las cifras de muertos que no maneja la fuente oficial, léalo bien por favor, van cercano a los 500 mil fallecimientos, unos por descuido del paciente, otras, los más, por falta de insumos. Proporcionalmente se ha ido medio millón de mexicanos y mexicanas que suman el 50 por ciento de las vidas que costó el movimiento de 1910.
Este es el panorama de un México como lo dijo José Mogica, el expresidente más honrado que existe; que el presidente López Obrador estaba echando para adelante. Agregó: Pero él ve un México, el que quiere ver y en el fondo de su meditación, no concluye que en este México hay muchos Méxicos. El México de la opulencia, de la miseria, de la corrupción, la cual combatieron los de la 4 T y luego mostraron el rostro. Aquí cabría el verso titulado “El Credo” de Ramón López Méndez que en una de sus partes dice: México creo en ti/ porque tu nombre se escribe con X/ que algo tiene de cruz y de calvario (sic).
Aprendimos a valorar a las personas dispuestas a servir, a darse la mano ahora que vivimos las verdes, ojalá y pronto lleguen las maduras.
En las tumbas de este país hay de 400 mil personas que no alcanzaron a superar la crisis.
Aquí la última interrogante: ¿con los cargos que desempeñan las autoridades federales no alcanzaron al menos a abatir la cantidad de fallecidos? Y esto es por la razón que son nada menos uno logreros. No nos explicamos, el porqué, nunca aparece en escenario el secretario de salud. Seguramente se había diplomado en relaciones públicas y no en preservar la salud de los connacionales.
Jamás hemos dicho que estamos de acuerdo con los que han sido señalados ante la picota pública en busca del desprestigio y erigirse como los campeones de la honestidad, del no mentir, del no robar y antes de haber dicho eso, se debió haber sacudido a Gatell, Bejarano, a su hermano Pío, y a conocer mejor la historia nacional.
La frase de este viernes: “¿Y ahora qué? ¿Ya nos alcanzó la historia?