1.- Los idus de Marzo.
2.- Pompeyo quería fortalecer la Republica.
3.- La tragedia y paradoja de Julio Cesar.
4.- Se cumplió el karma.
Por: Alfredo González González
Se llamaba idus en la antigua Roma a los días de buenos augurios. Se iniciaban el quince de Marzo, Julio y Octubre.
El escritor inglés William Shakespeare los menciona Julio Cesar: “cuídate de los idus de marzo”. Lo escribió en 1599.
En el año 44 a.c, marco el asesinato del conquistador de la “Galias” hoy Francia.
El hecho se derivó porque el sistema republicano estaba debilitado. Las ambiciones del guerrero lo hacían doblar sus esfuerzos porque anhelaba convertirse en una especie de autócrata en la Roma republicana.
Ello obligo a Pompeyo a confrontarlo y empezó a poner las reglas a Julio Cesar que dicho sea de paso era buen orador, estratega militar y una fama que recorría todas las fronteras.
Ya ubicado en Roma Julio Cesar despertó la inquietud de los senadores romanos por su actitud de autócrata que había consumido los ideales de la república. El lugar donde se reunían los senadores y debatir se llamaba senacurom.
Los representantes del pueblo eran nobles y de linaje pero consideraban el sistema republicano más avanzado que las monarquías imperiales además, lo consideraban un enemigo de la democracia. En Francia uno de los luises impulsor del despotismo ilustrado decía “El Estado Soy Yo”. O sea, todo para el pueblo pero sin tomarlo en cuenta.
Adolfo Hitler que soñó con el reinado de los mil años a través del socialismo con la existencia de un solo partido y promotor de incendiar libro que hablara de la libertad y engañando al pueblo con un ministro de información llamado Goebells que era adicto a decir: “Una mentira que se repite miles de veces se convierte en verdad”. Cualquier coincidencia en la época actual de México no es coincidencia.
En el caso de Julio Cesar los senadores que añoraban la república se conjuraron y una noche del 15 de Marzo del año 44 a.c. lo emboscaron y lo ultimaron a puñaladas. Entre ellos un hijo adoptivo del conquistador llamado Brutus se encargó de darle la puñalada de gracia. ¿Cuenta sin que en la historia aparezca tal cosa? En los últimos instantes de su agonía julio cesar dijo: “¿tú también, Brutus?
En 1920 en una investigación antropológica se encontraron los restos de Julio Cesar, la sorpresa que se llevaron fue mayúscula porque sus restos estaban en los pies de la estatua de Pompeyo, quien murió defendiendo los ideales de la república.
El hueco que se abrió se convirtió en un refugio de gatos callejeros.
Reflexión: En B.C.S. han existido muchos gobernadores, todos positivos, solo un par de excepciones. En uno de esos personajes bondadosos honramos aquellos que cumplen con su cometido, esa persona una vez me comentó en un pequeño despacho de su hogar: “mira, me preocupe más por dejar el poder que por asumirlo porque no hay peor suplicio que añoran los años dorados. Preferí aplicar el aforismo latino, suavidad en la forma y firmeza en el fondo”.
Me iré, retornare a continuar haciendo amigos…
Sencillamente Ángel Cesar.
La autocracia no fue su fuerte, lo fortalecía su humildad, su calidad humana, por eso se fue para siempre en paz.