1.- Los hay leales y también lambiscones.
2.- Los primeros merecen la oportunidad, los segundos no piensan en el todo.
3.- Con identidad: Omar, Saúl, Vladimir, Diana.
4.- Unos gatilleros por instinto hacen daño.
Por: Alfredo González González
En este relevo se darán nombramientos para el nuevo sexenio de quienes acompañaran a Castro Cosió.
Se escuchan los nombres de algunas gentes que tienen identidad con el próximo ejecutivo, pero otros con un aspecto de alterar lo que ha pedido el entrante: unidad, consciente o inconscientemente fragmentan desde ahora un principio de buena voluntad porque no se puede gobernar con un pueblo desunido. Buscan una simpatía creyendo quedar bien atacando a diestra y siniestra, desde luego a quienes van de salida.
Esa psesudovalentía se debería de mostrar cuando se conserva poder y fuerza. Así es esto. Puede haber un disgusto porque no se nos concedió algo o también por deporte que podía ser peor pero en fin. Respeto el modo de pensar aunque no comparta muchas cosas.
El trasfondo de demeritar la obra de Mendoza Davis y colaboradores del calado de Álvaro de la Peña, isidro Jordán Moyron, Daniel Gallo, la gente de protección civil y la sociedad en su conjunto que demostró cómo se hacen las cosas cuando hay unidad, es una estrategia para hacerse notar.
En otras palabras captarse alguna relación o algún sentimiento valedero si se quiere de que lo identifique la parte ganadora. Eso se puede decir que es válido, lo que no es de buena intención es golpear sistemáticamente a personas entre ellas mujeres de reconocida solvencia moral.
Porque lo anterior deviene porque nadie puede gobernar una comunidad dividida y porque por lógica con grietas ya abiertas por allá en el macizo es un constante toma y daca. Mendoza Aramburo decía en la plaza Zaragoza entre el 15 y 25 de marzo de 1975: “todos somos sudcalifornianos, todos cabemos en la entidad. Si todos remamos al mismo tiempo más pronto llegaremos y con el menor esfuerzo”.
Desgraciadamente hay entes que no tienen cabida en la escala zoológica, carecen de la nobleza del equino, del perro fiel y leal pero digno en el combate porque no saben alimentarse de carroña.
Divididos no vamos a avanzar, creo que hasta quienes no vayan en el equipo pueden coadyuvar en el desempeño de sus actividades. Dejamos constancia que buscamos unidad, no un pedazo de chuleta.
Hay una fábula que siempre la platicaba nuestro amigo Mario Santiago González: en una ocasión un escorpión le pedía a un sapo que lo trasladara a un lado de un rio. El batracio conociendo lo traicionero le dijo: no porque me puedes enterrar el aguijón a medio rio. Entonces el escorpión le dice: no podría porque moriríamos ahogados los dos. Llegaron a la otra orilla a salvo y antes de bajarse del lomo de quien le hizo un favor le clavo ferozmente la lanceta en el lomo. En los estertores de la muerte el sapo le preguntó: ¿Por qué? Y el asesino le contestó: por instinto.