1.- Debemos voltear hacia el campo: Monreal.
2.- El petróleo sigue siendo la herencia del diablo
3.- Urgente hacer producir la tierra.
4.- El surco representa al laboratorio social de 1910.
Por: Alfredo González González
En una de sus declaraciones Monreal declaró que existe la intensa necesidad de dirigir la mirada hacia el campo mexicano. Dio un paso para algunas reflexiones por ejemplo: una propuesta reiterada de que México ha comprado o que habrá de comprar maíz transgénico a los Estados Unidos. Cuestión debatida durante varios años ya que es mejor el maíz criollo que el mezclado con otros.
Si bien es cierto que hay variedad de cultivos en nuestro país, también lo es que grandes extensiones de terrenos se encuentran sin ninguna atención por quienes deberían como un homenaje permanente a quienes hicieron la revolución mexicana cantidad de tierras sin cultivar, las causas son las mismas de siempre.
Falta de apoyo en los diversos insumos para diversos cultivos y en este momento los de mayor importancia que son del consumo básico del pueblo de México. El kilogramo de tortilla se ha disparado hasta los 28 y 30 pesos el kilogramo, uno de los tantos reflejos de una galopante inflación que no ha podido parar los economistas de yale, Arizona y otros estados de la unión y ahí puede cortar el lector para saber cómo andan las cosas en este país.
No hay efectos sin causa, y ellos estuvieron representados por la actitud abusiva de los hacendados. Trabajaban con los medieros, quienes hacían todo el trabajo y tenían que aportarles el 50% de la cosecha al patrón sin dejar de apuntar las llamadas tiendas de raya donde obligadamente tenían que cosechar maíz o frijol a precios elevados de tal suéter que las deudas no terminaban de pagarse y al morir los viejos los jóvenes seguían con la deuda.
Llego el momento de soltar la carabina y pasearse de norte a sur las tropas de la división del norte y la de don Emiliano Zapata.
Sin embargo cuando todo parecía componerse y que empezó a ordenar las cosas don Lázaro Cárdenas del Rio por las huellas de sangre que dejo el caudillaje avanzaron pero no lo suficiente para consolidar la efectividad del artículo 27 que después gracias a una reforma presidencial de Salinas de Gortari se les permitió vender sus propiedades a los campesinos sin orientarlos para que no vendieran el derecho al erario.
Entre todas estas cosas surge la estirpe femenina con una mujer llamada Adela Velarde a quien le componía canciones un teniente villista que se convirtió una de ellas en el himno de la revolución mexicana: la Adelita… si Adelita se fuera con otro yo la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra y si es por tierra en un tren militar. El teniente se llamaba Antonio Gil del Rio. No fueron pocas las Adelitas que quedaron sembradas en el campo de batalla sobre los cadáveres defendiendo el surco y la heredada de la tierra, aunque todavía falte peso por recorrer.