1.- La importancia de llamarse Alberto
2.- Cuestiones del santoral de cada uno
3.- Ahora con la refundación del PRI encontramos en nuestro archivo un decálogo.
Por: Alfredo González González
Un día un grupo de amigos para hacer platica empezamos a comentar sobre los nombres de algunas personas que se les imponen según el santoral que traen el día de su nacimiento. Alguien dijo que existió un señor en la ciudad de La Paz que había nacido el 30 de agosto, el día de Santa Rosa, como era varón lo bautizaron con el nombre de Roso. Escuchamos decir que era un drama permanente cada vez que le hablaban.
Allá por 1958 conocimos a un telegrafista que había procreado puras mujercitas. Su incomodidad derivada de la vanidad del macho lo predisponía que de ante todos es sabido que quien determina el sexo es el varón. Un día repartiendo un grupo de sus compañeros en conocido centro de Mexicali llego repartiendo puros, señal inequívoca que había llegado el varón. Presentaba un rostro radiante y brindamos por el recién nacido.
Llego la pregunta lógica para enterarnos del nombre que llevaría en vida. Se aclaro la voz y nos dijo: “se va a llamar Malaquías”. Opinamos que era un nombre respetable pero que merecía otro mejor. “No”, dijo: es en venganza porque mis padres me pusieron Timoteo.
¿pero por que habiendo otros nombres mas bonitos no se seleccionan? En un filme uno de los personajes representando por Miguel Inclán que era el explotador de los pescadores de Pátzcuaro Michoacán, un redomado agiotista y carero tenía un nombre que no iba de acuerdo con su modo de ser, se llamaba Generoso cuando era un perfecto pillo.
Continuo la platica hasta que llegamos a los nombres que pueden aceptarse como acertados. El que suscribe hubiese tenido un hermanito llamado Alberto Miranda Moreno. El nombre Alberto lo llevo con mucho honor Einstein, el de la teoría de la relatividad, también Alberto Durero pintor renacentista, el cual es el significado de brillante y ser noble.
En el idioma universal tuvimos un Alberto Cortes que lleno de ensueños las épocas románticas con su bien vibrada voz.
En Baja California Sur tuvimos un Alberto o muchos Alberto, por ejemplo, Alberto Miranda Castro, maestro normalista y un sustento para los maestros sudcalifornianos de Baja California Norte. Dirigente sindical. En política tuvimos un Alberto Andrés Alvarado Aramburo a quien el calendario le jugo una paradoja ya que fue asesinado el 14 de febrero día de la amistad y el amor. Alguien que fue un gran amigo.
Buscando en el archivo de la revista grafica raíces encontré un decálogo que aparece en la revista mensual, 7 de diciembre del 2007, un decálogo político de don Alberto Andrés Alvarado Aramburo:
1.-No humillare ni perseguiré a mis adversarios políticos.
2.- Honrare a mi entidad y a sus luchas cívicas.
3.- No practicare el nepotismo para enriquecer a familiares.
4.-Respetare el patrimonio de los sudcalifornianos.
5.- Honrare a mi partido de origen sin caer en las ambigüedades y el trapecismo, y la falta de dignidad política.
6.- No practicare el odio ni demás pasiones negativas del alma.
7.- No olvidare que la tolerancia y el respeto son la esenciade la democracia.
8.- Me opondré a la mediocridad como premisa del atraso de los pueblos
9.- No usare los recursos públicos para ocultar deficiencias, destruir familias y satisfacer el apetito personal.
10.- Jamás permitiré que la potestad de la entidad se manipule a distancia.
Cuando cumplamos con estas diez, reglas volveremos a expresar:
Sudcalifornianos, el futuro es nuestro”.
¿Quién dice yo?