1.- Debemos hacer caso del llamado del gobernante
2.- Insistimos, que en la alegría no se convierta el dolor por falta de acatar la convocatoria.
3.- Que las risas como lo dijo Garrik, no se conviertan en llanto.
Decía el día de ayer que la algarabía, las piñatas, los buñuelos endulzados con panocha y muy panocha (piloncillo para los chinitos) y las fiestas que se inician el día de la morenita del Tepeyac para concluir el 6 de enero con lo que se ha dado por llamar el programa de Guadalupe-Reyes y de paso todavía, el día 2 de febrero, el día de la candelaria para comer los tamales que les tocara pagar al que le salió el muñequito de la rosca.
Repetimos, sin ser aguafiestas, la situación económica ha menguado y solamente crecimos un mínimo y la inflación aumento ocho veces y ella nos obliga a reducir gastos en todo aquello que sea imprescindible.
Siempre habrá algo para algunos tamalitos, el ponche, o un traguito sin excesos, por esos insistimos que hagan caso al llamado de Castro Cosió tanto en lo que corresponde principalmente a lo que puede significar un grave problema en la salud de los sudcalifornianos, ya hace no mucho tiempo en Guinea hubo un primer caso donde se comprobó que era una mutación del covid donde se mezclan varios patógenos mortales.
Hagamos caso, nada va a pasar si no tenemos como asistir a una cena de año nuevo o para recibir a toda la familia en un solo hogar y si ayudara en mucho para no producir contagios. Es tiempo de recibir el añorado aguinaldo hay que hacer cuentas, no cometer errores que al día siguiente serán las lágrimas de una impotencia orquestada por uno mismo. Se vale, como no, una botellita de buen vino. Hacer el brindis en casa, en memoria y honor de quien dio su vida por la humanidad. Recuérdelo amigo lector, una verdadera feliz navidad honrando al redentor es estar en casa y en punto de la media noche abrazarnos los que esperan en permanencia en el hogar y poder tener un hermoso despertar.
Recuerden a Garrik, a veces el carnaval del mundo engaña tanto que en ocasiones la vida son breves mascaradas porque en algunas ocasiones aprendemos a reír con llanto y a llorar con carcajadas y la navidad es la presencia simbólica de un hombre que fue llevado al calvario por la insolencia, soberbia y prepotencia de Caifás y sus paniaguados que exigían el cumplimiento de las leyes de Moisés pero no predicaban con el ejemplo.
Feliz navidad para aquellos privados de su libertad, se acostaran muy temprano pero que arde la repisa, la luz, hasta la imagen sagrada en la que no han perdido la fe ni la esperanza.
Feliz navidad para aquellos que se sienten en los niveles de superioridad de los demás y que recordando la figura sublime de aquel justo se bajen del ladrillo, están encaramados y cuya sola presencia produce escozor porque cuando piden la palabra lo hacen para minimizar a los demás o para presunción de un intelecto perfumado transcrito de diversos libros aunque de cualquier forma como dijo el padre el idealismo el argentino José Ingenieros: pasan por el mundo a hurcadillas por temor a que se les llamen contrabandistas de la vida”.