La Arenga
Por Juan Carlos Méndez Ramírez
Los Candidatos Presidenciales
Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña, son formalmente desde ayer domingo, los candidatos presidenciales de sus respectivos partidos: MORENA, PAN y PRI; y sus aliados, PT, PES, PRD, MC, PVEM, PNA… En eso que han dado en llamar: “Juntos Haremos Historia”, “Por México al Frente” y “Todos por México”.
Andrés Manuel, fue ratificado en “Asamblea Nacional Electiva” de MORENA, un lanzamiento formal sin contratiempos, con la tranquilidad que otorga el hecho de ser candidato presidencial puntero en la intención de voto y de contar con una marca partidista al alza, cuyo crecimiento exponencial, contrasta con la fuerte carga negativa que se cargan sus marcas partidistas competidoras.
El “morenismo” sudcaliforniano, tendrá que hacer lo propio, para no echar por tierra el avance nacional, como ya lo ha expuesto “La Arenga”, deben demostrar los cuadros locales de MORENA: Unidad interna, capacidad organizativa, candidaturas con cierto nivel de octanaje para ser detonantes de un cambio gubernamental y un buen manejo de campañas atractivas en lo estrictamente local.
Ricardo Anaya, fue ratificado por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano, ante un público entre mezclado de panistas, perredistas y naranjas, teniendo como escenario el Auditorio Nacional que tiene una capacidad para 10 mil personas.
Un buen evento, sobre todo, por la intención de mostrar la fuerza de la coalición “Por México al Frente”, la cual va en segundo lugar junto con Anaya en la carrera presidencial, sin caer en su preferencia, sacándole mas ventaja al tercer lugar y acortándola con el primero.
En la media península, el panismo, no improvisó, ni postuló por caprichos; lo hizo con sus mejores mujeres y hombres, sin importar las filias o fobias de grupos, haciendo un ejercicio interno que al final del día logró unificar.
Algunos agoreros del conflicto, luego, luego, afirmaron que había ganado el grupo de Marcos Covarrubias Villaseñor, en el reparto de candidaturas, sobre todo al “futurear” para 2021. Cosa que no es cierto, pues no se gana donde se acuerda en unidad, ya que el primer panista sudcaliforniano el Gobernador Carlos Mendoza Davis dio su “Vo.Bo.” a cada posición, con las que también estuvo de acuerdo Arturo de la Rosa, y el presidente del PAN Rigoberto Mares Aguilar.
Pepe Meade, fue ratificado en una tradicional “Convención Nacional de Delegados”, estilo PRI, con 18 mil delegados de todas las entidades del país reunidos en el “Foro Sol de la Ciudad de México”, tal como fue anunciado y planeado.
Un evento gigante, al menos para intentar levantar el alicaído animo de la clase política priista, la cual no termina de superar la crisis interna que se carga desde las derrotas electorales de 2016 -con super Beltrones-, el pírrico triunfo en EDOMEX y la postulación de un “ciudadano” no priista a la presidencia, cuya precampaña no pegó, no levantó, no conectó.
Esa crisis interna que vive el PRI, también la viven los priistas de Baja California Sur, basta un grave ejemplo: Una presidenta estatal, Gabriela Cisneros Ruiz, sin representación interna propia -es decir sin carrera partidista personal, ni grupo político bajo su mando-, dependiente absolutamente de la CROC, con cuyos dirigentes cada vez se distancia más.
Ella -la Gaby-, quien debería estar impulsando el crecimiento del PRI al volverlo competitivo y ganador, no aceptó la candidatura en segunda formula al Senado, calculando que ni de chiste ganarán las dos de mayoría -flaco favor le hace a JAVA-; y ahora, quiere ser diputada local plurinominal para abandonar al “pritanic” que se hunde, cuando ella como capitana debe ser la ultima en saltar del barco, aspiraciones las de la Gaby, oportunistas, cobardes y sin ningún mérito, solo por el hecho de calentar una silla.
AMLO -el ya sabes quién-, Anaya -el joven maravilla- y Meade -el yo mero-, estarán ahora moviéndose en esta etapa de Inter campaña, ahora si en calidad de candidatos presidenciales. Deberán hacerlo con cautela, sin realizar llamados al voto; y solventando sus obligaciones de transparencia y rendición de cuentas ante el INE, para volver el 30 de marzo a la guerra electoral, día en que inician las campañas constitucionales en busca del voto, un espectáculo gratuito propio de la democracia a la mexicana.
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