+ El que está perdiendo, es el pueblo.
+ Los diputados no han sido justos.
+ La parábola del Rey Salomón les puede servir.
Mario Santiago.
Con toda seguridad, el gran perdedor de los últimos años, ha sido el pueblo de México, pues sus funcionarios no han podido encontrar la fórmula para salir victoriosos de una lucha que parece estamos perdiendo.
Muchos sectores de la población sienten que su ancestral orgullo, ya desgastado, como que se ha doblegado pues con su actitud, sobre todo electoral que realizan, llevados por el espejismo de las promesas electorales, finalmente se transforman en algo irreal, intangible, pues los vencedores se vuelve escurridizos o como pompas de jabón que se desvanecen hasta en la medianía del viento que las toca y en lugar de impulsarlas, las revienta.
Los que ganan un puesto público, en este caso me voy a referir a los actuales diputados, después de una elección ganadora, se despojan del ropaje de humildad, sencillez, solidaridad y solamente juegan al “gana todo”. Lo que perciben en su primer quincena, les hace pensar que se han sacado la lotería y se olvidan “del pobrerío” que les dio su voto y desechan todo lo demás, excepto sus nuevas ambiciones. Presidencias Municipales, Diputaciones Federales o Senadores de la República.
Sus promesas de ser justos con la sociedad que los encumbró y de ser responsables para modernizar las leyes y vigilar su aplicación, queda para otra ocasión porque toman como responsabilidad, engordar sus carteras bancarias que al final del periodo se ponen gordas y millonarias, además de la obtención de ranchos, automóviles último modelo, de colección, Off Road, caballos pura sangre, apuestas, viajes, banquetes, vestuario del último grito de la moda, costosas joyas y gastos por el estilo.
Y cuando alguien del pueblo les toca su cubículo, cuando hasta le rogaban por su voto, ahora los toman como una plaga que no tiene llenadera y con miles de artimañas buscan alejarlas: “El señor está muy ocupado y ahorita no está atendiendo”, “Está preparando un discurso que pronunciara en tal evento”, “Ahorita va a salir, pues ya lo están esperando”. No les dicen que la realidad es que no quieren recibiros “porque de seguro vienen a pedir algo”.
Cuando se quiso ayudar a doña Lilia, una viejecita indigente y con más de 80 años de vida, los diputados nunca respondieron al llamado que se les hizo. Algunos medio respondieron pero hubo otros que n siquiera tuvieron la atención de decir un “NO”, simplemente lo ignoraron como el diputado Almendariz Puppo.
Germán Cota en Santa Rosalía organizó una colecta, principalmente de ropa, piñatas y dulces para llevarle a los rancheros y los niños de San Francisco de la Sierra que están viviendo uno de los inviernos más crudos y paradójicamente, el pueblo, sus habitantes respondieron con generosidad, pero los diputados se hicieron sordos y ni siquiera tuvieron la atención de dar una respuesta.
No han sido justos.
No entienden que la política es un juego de ajedrez, a veces se tiene que sacrificar una pieza para ganar otra. En este juego solo se avanza, nunca se retrocede.
Para tratar de hacerles entender la importancia de ser justos, les contaré una parábola que espero la lean y desde luego la apliquen, pero si no lo hacen y no sirve esto para nada, me darán la certeza de que no son aptos para este oficio y tal vez logren otros objetivos, pero de ninguna manera será el servicio social pues su mecha podría ser demasiado corta.
EL REY SALOMÓN
Dos mujeres comparecían ante él, con dos bebes, uno vivo y el otro muerto.
Ambas mujeres afirmaban que él bebe vivo les pertenecía y que el muerto era de la otra.
Una de ellas declaró: ”Ho señor, ambas dormimos con nuestros hijos en la misma cama y esta mujer en su sueño se acostó sobre su hijo y lo mató, luego puso su hijo muerto frente al mío mientras yo estaba dormida y se adueñó del que me pertenecía. Por la mañana vi que no era mi hijo, pero ella alega que el muertito es el mío y el niño vivo de ella, ahora Señor rey, ordena a esta mujer que me devuelva a mi hijo”.
La otra mujer declaró: “Esto no es verdad rey, el niño muerto le pertenece y el niño vivo es mío, pero ella trata de arrebatármelo”-
El joven rey escuchó con atención a las dos mujeres y dijo: “Traigan una espada y se la entregan al Capitán de Guardia” y luego le ordenó: ”Empúñela y corte el niño a la mitad y dele una parte a cada quien”.
Entonces, una de las mujeres exclamó: “No Señor, no mates a mi hijo, que la otra mujer se lo lleve, pero déjalo vivir”.
Pero la otra mujer dijo: “No, que corten al niño en dos, y dale a cada quien su parte”.
Entonces el rey Salomón declaro: ”Entreguen el niño a la mujer que se opuso a que lo mataran, pues ella es la verdadera madre”. Y el pueblo se maravilló de la sabiduría de su Soberano. Sabían que Dios le había dado el don del discernimiento.
No sé si los señores y señoras diputados me hayan entendido. Ya será su problema y sus conciencias. Solo les diré que las personas ya dudan y mucho, de lo que les prometen, pero si creen en lo que les cumplen.