Un minuto con Adolfo

*Se va Rosa María Montaño, exigiendo su finiquito.
*Jamás tuvo buena relación con los empleados municipales.
Luego de pasar sin pena ni gloria por la Oficialía Mayor del Ayuntamiento de La Paz, la señorita Rosa María Montaño tuvo el descaro de solicitar su indemnización, después de entregar su renuncia en la sesión de cabildo del pasado fin de semana, donde tomó protesta como nuevo alcalde paceño Francisco “Nacho” Monroy.
Esta ex-funcionaria fue la única que descaradamente pidió se le indemnizara conforme a la ley por el tiempo que “trabajó” como Oficial Mayor, a pesar de haber dejado el Ayuntamiento conflictuado laboralmente, ya que esta señorita jamás tuvo buena relación con los trabajadores municipales.
La señorita Rosa María Montaño fue la responsable del enfrentamiento entre Esthela Ponce Beltrán y el líder sindical, Francisco Javier Osuna Frías, ya que esta señorita engreída y arrogante, se daba el lujo de no recibir a Osuna Frías cuando se trataba de alguna situación laboral, porque simple y sencillamente nunca le interesaron los empleados de la comuna paceña.
Fueron varios los funcionarios municipales que presentaron su renuncia y que se abstuvieron de solicitar su finiquito, entre los que destacan: Susana Aguilar Acevedo, quien fue Directora de Desarrollo Municipal; Guillermo Beltrán Rochín, Secretario General y María del Carmen Durán Arrambide, Directora del DIF Municipal.
La señorita Montaño llegó al ayuntamiento con una mano atrás y otra adelante y se va fondeada en dinero, con una camioneta “Nitro” del año, gracias a su amiga incondicional, Esthela de Jesús Ponce Beltrán, que todo le permitió y le solapó durante su estancia en palacio municipal.
Pero eso no es todo, a la señorita Rosa María Montaño, la premiaron con una diputación plurinominal, a pesar del pésimo trabajo que realizó como Oficial Mayor del Ayuntamiento.
Es incongruente que después de haber dejado el Ayuntamiento destrozado financiera y laboralmente, esta señorita con falta de ética y oficio político, exija su finiquito, cuando sólo fue llamada a colaborar para “servir” a un ayuntamiento.