- Solidaridad con el profesor Fernando Gómez.
- ¡Estoy hasta la madre!
Alfredo González González.
Fernando Gómez: No sabía empezar estos conceptos solidarios surgidos por la desaparición física, de tu hijo. Es esa existencia febril llamada destino (Sartre), que nos encoge el alma y las entrañas. Pero recuerda amigo mío que aquel justo dijo nunca pierdan la fe y la esperanza. Fernando: siempre he creído en una poderosa fuerza universal llamada Dios y puedes tener la seguridad que Fernandito ya se encuentra en el país de la luz dorada como lo expresan los lamas tibetanos, que hacen de su vida una permanente meditación en las cumbres de las nieves eternas en el Himalaya. Con más arrestos impulsa La Casita de la Ciencia, que es el motor con el que tu esfuerzo ha hecho fructificar la fortaleza de los valores en muchos niños que asisten a esa aula que en forma itinerante llevas hacia uno y otro lado. En tus horas de meditación y en cualquiera de tus espacios Fernandito estará junto a ti. No pares tus nobles sentimientos sino que en cada amanecer sea de nuevas esperanzas y fe en el porvenir te abrazo.
En otro orden de cosas, la expresión fue burda, agreste. En los bares, en los cafés, a media calle hay algunos que se creen dueños del desenlace del proceso electoral. Y no fuera negativo si la meliflua intención de llevar agua a los molinos, induciéndose donde se tiene posibilidades de trompear la artesa. Que si fulano, que si mangano, una parafernalia de conceptos, insultos para unos, y elogios para otros, y nada tendría particular, si no se hiciera en forma sistemática y tediosa.
De todo esto, la única verdad absoluta, fue la expresión de un parroquiano al preguntársele qué: Como la miraba… el ciudadano repuso sin ambages: ¡Mire estoy hasta la madre! Que si este va a ser Diputado que si aquel va a ser el presidente municipal, que si ese otro el gobernador, todo esto, producto de una invasión masiva sin ninguna regla, limite y respeto.
La sesión del Congreso del martes anterior, se caldeó un poco. Afortunadamente Edith Aguilar Villavicencio presidenta de la mesa directiva de este periodo, estuvo atenta al calmar los ánimos. Uno de los pronunciamientos más sólidos fue el de Omar Zavala, sin embargo y con todo respeto, debió haber balanceado el discurso en el sentido de que situando los problemas que existen a su juicio y sus representantes, el nivel del equilibrio hubiese sido lo que se ha hecho, porque obviamente no todo ha sido mal. Acto seguido Sergio Barrón Pinto desde el arranque de su intervención, hizo alusión a adjetivos despectivos para quien le había antecedido en el uso de la palabra. Notable fue el furor que le invadía y en las venganzas como el en debate, deben ser como la sopa, debe saborearse fría. Posteriormente Marisela Ayala hizo un breve relato sobre la importancia que tiene recordar el día del trabajo de forma respetuosa convocó al gobernante a no dejar pasar esas fechas que se conmemora a raíz de los mártires de Chicago y Cananea. Por su parte Omar Zavala se refirió a temas que están en el recuadro de su comisión. Lo hizo sin adjetivos hirientes, tal y como lo había expresado Carlos Castro Ceseña, cuando expresó al Diputado Barrón que no se enojara que no gritara en tribuna, porque hablando con un timbre de voz sereno todos pueden escuchar. Apuntamos también que en más de una ocasión Edith Aguilar Villavicencio reconvino en forma atenta a Diputados y a algunos presentes que desataban murmullos de desaprobación o aprobación. Si he tratado en esta forma el tema es porque no queremos abonar a los ánimos ya encendidos de los correligionarios de los candidatos y que nadie, absolutamente nadie, puede prever los desenlaces de un proceso electoral que día con día se va inflamando más.
En nuestra próxima edición opinaremos sobre la forma en que los candidatos a gobernadores, presidentes municipales y Diputados locales pudieran materializar las promesas que están haciendo al pueblo sudcaliforniano.